Recuerden comenzar a Leer desde el Capitulo 1 Seccion A.
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domingo, 7 de febrero de 2010

Capitulo 1 - A

Caía la lluvia sobre las negras y húmedas calles de la capital y sus alrededores, cuando, de pronto, un caballero calvo, con bigotes y un chaleco, se asoma por la ventana; Le extrañó ver a un joven sin abrigo, ni paraguas que le cubriese, corriendo por la calle… El caballero calvo sin tener mayores preocupaciones que el terminar su taza de té y de ver la televisión, se alejó de la ventana.
El joven en cuestión, se llamaba Alejandro. Un mozalbete de estatura promedio de alguien de 17 años, nariz algo curva, poseía una cabellera corta, pero de un profundo color negro; Vestía de escolar, venía desastrado, y obviamente empapado.
Alejandro corría por las calles y pasajes cercanos a su hogar. Cada segundo deseaba más atravesar esa reja blanca que le aguardaba a las fuera de su casa, donde encontraría la seguridad… seguridad que en ese momento no le acompañaba.
Ya hace media hora se había percatado de la presencia de alguien que le seguía los pasos… primero pensó en que estaba algo paranoico, pero cuando ya no fue solo una persona si no 2 las que sentía tras sus espaldas, sin pensarlo dos veces se emprendió en una larga carrera, donde perdió su paraguas y su mochila.

El agua acumulada sobre el asfalto saltaba y gritaba cada vez que Alejandro imponía su pie sobre esta. Cada vez sentía mas cerca a sus perseguidores… En una esquina, ya a tan solo una cuadra de su casa, un Volkswagen amarillo frena fuertemente a unos cuantos metros de él, generando un impacto en el ya alterado estado en que se hallaba Alejandro, provocando, por consecuencia, que este se detuviese. En ese instante repentinamente detrás de él una mano gruesa, de largos dedos, y con numerosos pelos en cada uno de estos, se apoya sobre su hombro. Era un hombre robusto algo bajo, pero más alto que Alejandro, de cabellera alborotada y una mirada furibunda que se posaba sobre el joven.

Perdona, pero debes acompañarnos-. Dice con voz jadeante y profunda.
¡¿Qué?!-. Grita con una mueca de horror en su cara. En ese momento llega el otro sujeto, un hombre alto delgado y con teléfono movil en sus manos.
Comienza a reproducirse una pieza musical, con tal elegancia y precisión que cualquiera alabaría tal obra de arte, mas aun cuando aquel que le escuchaba, en este caso Alejandro, caía rendido ante su encanto, profundamente dormido… Era la novena sinfonía de Beethoven…

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