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miércoles, 17 de febrero de 2010

Capitulo 1 - C


– Hace más de 2500 años vivió un filósofo y matemático griego, que durante años experimento y estudió el sonido… Este hombre era Pitágoras. De estos estudios, sólo se conoce la “Afinación Pitagórica”, la cual… no funciona a la perfección. Aproximadamente 300 años atrás, hubo un hombre… un hombre que descubrió un documento de los estudios de Pitágoras, uno que hasta ese entonces era desconocido… Su contenido ayudó a este hombre a crear grandes piezas musicales, que han trascendido la historia, este hombre es Johann Sebastian Bach. Luego de Bach, hemos sido varios artistas los que hemos descubierto algunos documentos
.– ¿Y por qué Pitágoras no publico él mismo estos documentos? –. Preguntó incrédulo Alejandro.
– Bueno la razón es muy simple, y a la vez comple…
– Él no tenía el don que tenemos nosotros, y que creemos que tú también tienes –. Interrumpió Lennon seriamente.
– ¿Don?...Esto cada vez se torna más estúpido, y realmente me están asustando… ¿Quiénes son ustedes? ¿Qué quieren de mí? –. Reclama Alejandro muy nervioso.
– Uff… Creo que te equivocaste Beto… este mocoso tiene la cabeza dura –. Indica Lennon molesto.
– John… Entiende que esto no es fácil… Además es muy joven aun. Pero... nunca me he equivocado al encontrarlos… dudo que esta sea la ocasión –. Aclara Beethoven calmadamente.
– Mira Alejandro... Todas las personas nacen con facultades en ciertas cosas... Tú has nacido con un don, un don musical–. Sentenció Lennon.
– ¿Don musical? ¡Ja! ¡Esto sí que parece un chiste! –. Reclamó molesto Alejandro. – ¿Cómo voy a tener un don musical? Si hoy mismo, me he sacado un dos [1] en un examen musical.
– ¿Encuentra que esa nota le correspondía? –. Le pregunta Beethoven.
– No sé... a mí me parecía que lo había hecho bien –. Medita Alejandro.
– Creo que el Sr. Lennon podría explicarle bien el porqué –. Dice Beethoven, depositando la mirada sobre Lennon, el cual apaga el cigarro que tenía entre sus dedos, y se levanta suavemente de su silla y dirige su vista a Alejandro.
– Nuestra organización tiene esparcidos por el mundo a muchos informantes, los cuales a la vez tienen más informantes a su cargo... Todo esto, es para encontrar rápidamente a la gente que nace con este don musical... Aquí en... –. Vacila un momento Lennon. – Aquí en Chile, Sergio Cárcamo es un informante directo y protector del secreto de nuestra existencia... A su vez, él tiene más informantes, uno de esos, es tu profesor de música Fernando Valdebenito–. Termina por decir Lennon.
La luz que radiaba la ampolleta se reflejaba en los redondos lentes de Lennon. Alejandro no sabía qué pensar, de un momento a otro su vida tuvo un impactante cambio, hace unas horas era alguien normal, y ahora era alguien con un don, a quien personajes ya muertos le estaban hablando sobre una organización de la cual no entendía nada.
Luego de guardar silencio bastante rato, y meditar una y otra vez las ideas recientemente adquiridas... Alejandro dirige la mirada a Lennon.
– ¿Qué quieren de mí? –. Pregunta Alejandro, intentando leer la respuesta en la cara de John. Sin embargo, no fue Lennon, si no Beethoven quien respondió ante esta duda.
– Esta explicación es más compleja que la del ‘don’... y claramente menos creíble... Pero de todas formas debo intentar explicarle–. Hace una pausa y continúa. – Desde tiempos remotos, incluso mucho antes de Pitágoras, ha circulado una creencia religiosa, espiritual, y filosófica... La cual proclamaba la existencia de un “más allá”, pero que solo era accesible por aquellos que han nacido con el don musical y lo han desarrollado. Pero esta creencia solo llego hasta el siglo XII D.C [2], dando paso a una nueva doctrina, la cual declaraba la inmortalidad a aquellos que han desarrollado su don musical. Creían en la “Armonía Natural” que entregaba la música al universo, la pasión y la entrega que los artistas depositaban en sus creaciones, eran asimismo parte de esta. Debido a la fuerza que imponía la Iglesia Católica, las sectas creyentes de la Armonía natural, deberían esconderse, y con el tiempo se vio debilitada hasta su casi extinción. Señor Alejandro, creo que con esta explicación puede resolver varias dudas, incluso la del por qué estamos frente a usted–. Finalizó Beethoven, cerrando los ojos y meditando un poco lo recién explicado

Alejandro no creyó nada de esto, le parecía que era una broma o algo así... pero aun así la duda fue sembrada en su cabeza, ante la ya indudable presencia de estas entidades musicales, frente a él.
En ese instante donde la incertidumbre se apoderaba de la mente de Alejandro y las cenizas se desprendían del cigarro que nuevamente se encontraba entre los dedos de Lennon, aparece de entre la oscuridad de la habitación el otro hombre que había perseguido a Alejandro.
– ¡John! ¡Beto! ¡Lo hemos encontrado! –. Dice alegremente una tercera persona que entra a la habitación
– Sr. Burton... ¿no está bromeando verdad? –. Preguntó Beethoven algo nervioso e impresionado.
– ¿Crees que bromearía con algo así? –. Respondió Burton enérgicamente.

Hubo una pausa, en la que Beethoven miró el suelo, meditando sobre qué hacer a continuación... De pronto recordó que aún estaba Alejandro frente a él.
– Señor Alejandro, mañana lo pasaremos a recoger a su casa, empaque una pequeña maleta con algunos efectos personales y si lo desea ropa–. Sentencia Beethoven. En ese instante comienza a sonar la novena sinfonía de Beethoven, y Alejandro comienza a caer en un profundo sueño...

[1] Calificación Chilena, dentro de una escala del 1 al 7. Por lo general la nota mínima es 2.
[2] La iglesia persiguió a todos aquellos que tuviesen una creencia distinta a la Católica.

2 comentarios:

  1. la novena sinfonía es diabólica, wn xD la voy a escuchar a ver qué me pasa xD
    y... me da risa que Lennon siempre esté fumando...
    y a dónde se lo secuestrarán ahora? D:

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  2. la novena sinfonía la lleva xd escúchala entera, Amanda, seas quién seas, y escucha la Invanción #8 de Bach y la 2º Rapsodia Húngara de Liszt xd

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